El ruido interrumpido
por los diez centímetros que acortan
las distancias de nuestras bocas
Mi corazón da cuerda atrás.
Mi risa incómoda se vuelve delatadora
un sucubo divino en mi garganta
anuda mi voz.
Me equivoco
la electricidad de mi espalda corre
Tiemblo
Y caigo a ciegas en tu laguna.
Me hundo.
El aire no oxigena mi cabeza
Nublo mi vista, mi olfato, el sentido.
Se para el tiempo.
Mis ojos queman
Mi sangre corre una maratón y la gana.
El mundo maldice nuestros nombres en un grito atolondrado.
En una coincidencia deliciosa,
Arderé.
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