Sigues siendo el mismo tipo, que mira por el reflejo del
retrovisor
rogando no encontrase piernas cruzadas,
solamente para reconfortar el frió de tu colchón
que te cortan sus cansadas miradas,
que antes acariciabas su espalda, y ahora te la ofrece para conversar.
Pero no vas a entender, que no tenemos historias, no hay historias diferentes,
son todas de lo mismo, solamente que cambian de color según preferencia.
Segui mirando en el retrovisor, algún dia
quizá otra se suba en el asiento de adelante
te pida fuego
y mire por la ventana.
te pida fuego
y mire por la ventana.
Ese día será -no te lo prometo-
el comienzo.
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